dando una vuelta

la ciudad estaba vacia, no ocurria nada interezante y en el castillo todo estaba en calma, por eso descidi salir a dar una vuelta a buscar algo en que ocupar mi cabeza y divertirme

Caminaba aburrida por las calles de Volterra sin encontrar nada demasiado interesante para hacer. Acababa de cazar por lo que no tenía sed y lo único que quería era encontrar algo divertido para pasar el tiempo. Me ponía nerviosa pasar solamente unos pocos minutos sin hacer nada, no podía, simplemente era algo superior a mi.
Me senté en un banco al lado del camino observando el lugar y pensando qué podía hacer allí. Enfrente del banco donde me encontraba, sólo a unos pocos metros de distancia, había una fuente con agua y unos niños jugando en el borde. Por un momento me tentó la idea de provocar una gran ola de agua y bañarlos pero luego desistí de eso. No era la clase de diversión que buscaba. Suspiré aburrida y me crucé de piernas mientras seguía observando, buscando alguna presa o algo.

senti el aroma de un vampiro, me deje guiar y encontre a un chica que miraba de forma expectante a los humanos, como si esperara algo, me acerque sigilosamente hacia su poscicion

Examiné a cada uno de los humanos de ese lugar, buscando una situación en la que los pudiera usar como juguete, pero no encontré absolutamente nada.
Estaba en medio de un ataque de histeria cuando me llegó el leve aroma de otro vampiro... carnívoro al parecer. Al instante me puse alerta, intentando escuchar sus pasos y concentrándome en su olor acercándose, pero con la vista todavía deambulando entre los humanos, para guardar un poco las apariencias. Cuando su olor se hizo lo suficientemente fuerte giré la cabeza y observé a una niña, de no más de 15 años, que caminaba hacia donde yo estaba. Sus ojos estaban inyectados de rojo, con un leve tono violaceo en ellos. Como había imaginado, era carnívora.
Sonreí de costado divertida.
¿Qué tal? No tenía idea de que había más vampiros por aquí dije mirándola.

me acerque a la chica con una sonrisa discimulada en mi rostro -pues estas equivocada querida por el contrario esta ciudad esta llena de vampiros-

Llena de vampiros pensé interesada. ¿Por qué yo no tenía idea de eso? Me recosté contra el banco y la miré.
-Así que llena de vampiros... no veo ninguno por aquí aparte de ti- respondí mirándola e intentando sentir el aroma de algún otro vampiro cerca o algo, pero no pude encontrar nada.
Llena de vampiros... volví a decir en mi mente, eso proponía ser interesante, hacía tiempo que no estaba en un lugar con demasiados vampiros y esa vez me había divertido mucho. Sonreí pensando en todas las cosas que podría hacer en la ciudad.

-los vulturis los reyes de los vampiros habitan este lugar por lo tanto no se puede cazar aqui y tampoco portarte como vampiro-dije mirando sus ojos hambrientos y llenos de curiosidad

Escuché eso y la miré estupefacta, esperando que me dijera que era una broma, pero estaba diciendo la verdad. Estallé en carcajadas sin poder contenerme. Cuando pude calmarme la miré con una gran sonrisa.
¿Reyes de vampiros? ¿Y quienes son? ¿Hay vampiro capaz de creerse mejor que otro como para decir que es rey? Vaya pequeña, de lo que me vengo a enterar. ¿Y qué si quiero comportarme como vampiro? pregunté divertida mirándola.

la mire extrañada en que mundo vivia que no conocia el poder de los vulturis -pues si que los ahi y es mejor que te cuides-

La miré y me reí levemente. Sabía cuidarme muy bien, y realmente esos reyes no me asustaban.
No te preocupes niña, sé cuidarme por mi misma. Lástima, es una ciudad tan hermosa y con tantos humanos intereantes... un escenario increíble para divertirme un rato murmuré mirando de vuelta la fuente y los niños jugando. Sonreí de lado y la miré de soslayo.

suspire -bueno puede ser muy interezante pero no podemos alimentarnos en este lugar- le explique

Asentí con la cabeza y me levanté.
Entonces ¿dónde puede uno alimentarse? pregunté más que nada por curiosidad, ya que me había alimentado hacía poco en la ciudad -antes de conocer las reglas de ese lugar- y no me encontraba para nada hambrienta.

-puedes alimentarte a las afueras de la ciudad- dije sin prestar atencion me canzaba tener que advertir a cada vampiro nuevo que llegaba

Sonreí al notar su humor.
Disculpa si te molesto con mis preguntas niña, pero parece que esos Vulturis de los que hablas no son tan conocidos para mi. En fin, si tienes cosas que hacer dejaré de molestarte respondí y volví a sentarme en el banco.
Miré a los niños que ahora se reían divertidos sentados en el borde de la fuente, cansados de haber estado corriendo alrededor de ella. En el centro de la fuente había una escultura, y arriba de esta un ángel sosteniendo un jarrón inclinado del cual caía el agua en una gran cascada. Sonreí de lado mientras hacía que el agua saliera un poco más fuerte, sin que se notara a los ojos humanos, y cayera salpicando a los niños que salieron corriendo al sentir el agua sobre sus cabezas. Me reí suavemente y uno de los niños volteó a verme, luego miró a los otros y comenzaron a reirse los tres juntos, volviéndose a sentar en el borde de la fuente.

-bueno no siendo mas disfuta tu estadia aqui con responsabilidad-dije y me di media vuelta dirigiendome hacia el castillo

Bufé. Responsabilidad... si, claro pensé en mi interior mientras se alejaba. Saqué mi viejo encendedor del bolsillo y comencé a juguetear, abriéndolo y cerrándolo, mirando la llama cada vez que abría la tapa. Al final lo cerré y lo volví a guardar, no era momento para comenzar a prender fuego la ciudad. Me levanté y caminé por la ciudad, recorrería la ciudad en busca de algo más interesante que esos Vulturis, y luego volvería a irme de allí.